UGT cree que se romperá, definitivamente, el equilibrio entre los agentes del sector
La ampliación de horarios comerciales que ha aprobado el Gobierno a través del Real Decreto-Ley de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia es una excusa más para terminar, definitivamente, con el necesario equilibrio de un sector en el que el pequeño comercio, las grandes superficies, los trabajadores y los consumidores han fomentado una creciente actividad económica sin renunciar a las necesidades de cada una de las partes.
Sin embargo, el Gobierno ha decidido romper el citado equilibrio, apostando por la intervención del Estado no como ente regulador de la actividad económica –algo que iría en contra de su ideario ultraliberal– sino como facilitador del interés de los grandes grupos comerciales, sin atender a las necesidades del resto de actores económicos que conforman este sector.
Para ello, ha flexibilizado al máximo las condiciones para que los espacios urbanos –en su totalidad o en una parte– sean considerados zonas de gran afluencia turística (ZGAT), eliminando cualquier traba para tal fin (excepto por cuestiones medioambientales y poco más). A partir de aquí, todos los comercios podrán abrir 24 horas al día durante los 365 días del año en base a los supuestos beneficios que para la actividad económica y el empleo tiene el binomio “turismo-comercio”, sin reflexionar sobre el impacto que esta serie de medidas tendrán sobre las condiciones de trabajo del personal de las grandes superficies, sobre las posibilidades de subsistencia del –ya deteriorado– pequeño comercio y comercio tradicional, sobre la estabilidad en el empleo, sobre la libre competencia en condiciones de equilibrio, sobre los niveles de seguridad y salud en el trabajo, sobre la “oferta complementaria” asociada al citado sector (especialmente la hostelería), sobre el entorno urbano y las condiciones de movilidad de sus ciudadanos, etc.
Por no hablar de obviedades que para un Gobierno cuya sensibilidad social ha sido amputada resultan sonrojantes: imposibilidad para la conciliación de la vida laboral y familiar, derecho al descanso semanal, excesos de jornada, empeoramiento de las condiciones de salud laboral y seguridad en el puesto de trabajo, dificultades para el ocio y las expectativas personales o profesionales…
En definitiva, UGT expresa su preocupación por la deriva ultraliberal de un Gobierno que entiende la actividad económica en el sector comercial –y en todos los sectores– como una jungla en la que debe imperar el principio darwinista de la adaptación al medio: es decir, sólo podrán subsistir los más fuertes, aquellos que cuenten con mejores recursos y sepan optimizarlos al máximo. En un panorama como el descrito, resulta sencillo inducir quienes serán las especies a extinguir: los pequeños comerciantes y el empleo en condiciones dignas.