El pasado día 15 de noviembre en el momento mas álgido del proceso electoral de grandes almacenes, hemos tenido la oportunidad de sacar a la luz, una de las practicas mas habituales de Carrefour en los procesos electorales. La implicación directa de la dirección de la empresa haciendo gestiones para favorecer a los paraempresarios de fetico.
La historia es sencilla y muy grave: el director del centro de Petrer (Valencia) remite un e-mail a sus subordinados ( mandos del referido centro) en el que les da claras instrucciones para que voten, lo hagan a la candidatura de los paraempresarios de fetico y en ningún caso dejen de hacerlo incluso si ese día están fuera del centro, para lo que les indica con quien deben ponerse en contacto para el voto por correo.
Una práctica que desde UGT hemos venido denunciando por ser una clara injerencia de la dirección para favorecer a las siglas de la organización que les garantiza su tranquilidad.
Y como hemos tenido la oportunidad de que se conozca la aludida comunicación, pues no han tenido másremedio que al “pobre” director, cual chivo expiatorio de sus habituales practicas aplicarle el rigor del poder empresarial y ponerlo en la calle.
Pero para nosotros es evidente que se trata de la parte visible de un iceberg, que bajo las oscuras aguas esconde estas prácticas como la norma de ahora y de siempre. El control de las plantillas, interesarse por sus intenciones electorales, sus compromisos con las candidaturas que desagradan a la dirección, todo lo grandioso de la democracia, es controlado, vigilado y valorado por los directores y sus mandos. Sabemos que nada se escapa a su inquisitorial control, al igual que no se recatan en hacer saber cuál es su grupo favorito, los que serán favorecidos con miserables dadivas.
Ahora sale a la luz un caso de esas prácticas y por desgracia no se trata de un caso aislado, no es la excepción, sino que se trata de lo habitual. La única nota de excepción que tiene el caso del director de Petrer, es que lo hemos pillado como suele decirse con las manos en la masa. Tal vez el exceso de confianza, las ganas de agradar a sus superiores, o como ocurre en otros órdenes de la vida, un exceso de celo en el cumplimiento de las directrices recibidas.
Y ha sido tan grave, tan alarmante para el conjunto del proceso electoral, que desde la dirección general no han atenido más remedio que sacrificar al “pobre” director, como si de una higiénica cirugía se tratara.
Para nosotros se trata de una simple cabeza de turco, estas actividades están generalizadas, y obedecen a directrices programadas y con la única finalidad de torcer la voluntad democrática de los miles de trabajadores y trabajadoras de Carrefour, que son orientados y presionados en la elección de sus representantes.
Nos gustaría que la decisión que ha tomado la dirección con el director pillado, obedeciera a un convencimiento sincero de respeto por la libertad sindical, pero mucho nos tememos que se trate más de una reacción furibunda desde la lógica del que ve como uno de sus representantes en un centro de trabajo comete un descuido y sale a la luz las verdaderas intenciones, que venimos sufriendo en el día a día.
Por qué leída con detenimiento la nota del director, denota confianza en las instrucciones dadas a sus mandos, ¡vamos! como si se tratara de una habitual comunicación, en el marco de la normalidad que la empresa ha instaurado en sus políticas con los trabajadores.
Por eso estamos seguros que la sorpresa del aludido director ha debido ser mayúscula, al comprobar que ha sido sancionado por seguir la política de la empresa.
La historia es sencilla y muy grave: el director del centro de Petrer (Valencia) remite un e-mail a sus subordinados ( mandos del referido centro) en el que les da claras instrucciones para que voten, lo hagan a la candidatura de los paraempresarios de fetico y en ningún caso dejen de hacerlo incluso si ese día están fuera del centro, para lo que les indica con quien deben ponerse en contacto para el voto por correo.
Una práctica que desde UGT hemos venido denunciando por ser una clara injerencia de la dirección para favorecer a las siglas de la organización que les garantiza su tranquilidad.
Y como hemos tenido la oportunidad de que se conozca la aludida comunicación, pues no han tenido másremedio que al “pobre” director, cual chivo expiatorio de sus habituales practicas aplicarle el rigor del poder empresarial y ponerlo en la calle.
Pero para nosotros es evidente que se trata de la parte visible de un iceberg, que bajo las oscuras aguas esconde estas prácticas como la norma de ahora y de siempre. El control de las plantillas, interesarse por sus intenciones electorales, sus compromisos con las candidaturas que desagradan a la dirección, todo lo grandioso de la democracia, es controlado, vigilado y valorado por los directores y sus mandos. Sabemos que nada se escapa a su inquisitorial control, al igual que no se recatan en hacer saber cuál es su grupo favorito, los que serán favorecidos con miserables dadivas.
Ahora sale a la luz un caso de esas prácticas y por desgracia no se trata de un caso aislado, no es la excepción, sino que se trata de lo habitual. La única nota de excepción que tiene el caso del director de Petrer, es que lo hemos pillado como suele decirse con las manos en la masa. Tal vez el exceso de confianza, las ganas de agradar a sus superiores, o como ocurre en otros órdenes de la vida, un exceso de celo en el cumplimiento de las directrices recibidas.
Y ha sido tan grave, tan alarmante para el conjunto del proceso electoral, que desde la dirección general no han atenido más remedio que sacrificar al “pobre” director, como si de una higiénica cirugía se tratara.
Para nosotros se trata de una simple cabeza de turco, estas actividades están generalizadas, y obedecen a directrices programadas y con la única finalidad de torcer la voluntad democrática de los miles de trabajadores y trabajadoras de Carrefour, que son orientados y presionados en la elección de sus representantes.
Nos gustaría que la decisión que ha tomado la dirección con el director pillado, obedeciera a un convencimiento sincero de respeto por la libertad sindical, pero mucho nos tememos que se trate más de una reacción furibunda desde la lógica del que ve como uno de sus representantes en un centro de trabajo comete un descuido y sale a la luz las verdaderas intenciones, que venimos sufriendo en el día a día.
Por qué leída con detenimiento la nota del director, denota confianza en las instrucciones dadas a sus mandos, ¡vamos! como si se tratara de una habitual comunicación, en el marco de la normalidad que la empresa ha instaurado en sus políticas con los trabajadores.
Por eso estamos seguros que la sorpresa del aludido director ha debido ser mayúscula, al comprobar que ha sido sancionado por seguir la política de la empresa.
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