Existen sindicatos independientes. Hoy, que casi es increíble que sobrevivan los de clase. Entrar a analizarlo nos llevaría mucho tiempo y seguramente bajo el corsé del ensayo gris y sesudo. De momento bastaría decir que estos sindicatos se han convertido en grandes “empresas” que buscan beneficios por encima de todas las cosas, ya sea honestamente o de dudosa procedencia. “Empresas” cuyo primer objetivo debiera ser defender los derechos de los trabajadores. Pero es todo lo contrario, pues siguen recibiendo anualmente del Estado subvenciones millonarias y para ello han de arrodillarse sin complejos ante el gobierno de turno.
No hablamos de los delegados que se parten la cara en sus empresas a riesgo de ser perseguidos o despedidos, sino de los sesudos hombres que llevan apoltronados en sus asientos varias legislaturas, como señores feudales, con sus cortes arribistas y su ejército de acólitos bien remunerados.
Pero hablemos de los independientes, porque a nuestra redacción han llegado muchas denuncias, en este caso Fasga y Fetico, firmantes del último Convenio en el sector de grandes empresas de distribución (ANGED)
Lo de Fasga, antes UP, Unidad Profesional, no tiene nombre. Queremos decir que es imposible buscarle un apelativo ya que es heredero de la filosofía del sindicato vertical y por lo tanto está fuera de lugar, es lo que es. Engendrado y parido en El Corte Inglés, es un taller donde se fabrican mandos para surtir los centros de trabajo, sobre todo para su central de oficinas en la calle Hermosilla. Tiene ilustres sindicalistas que han pasado por su asesoría jurídica, y que hoy son jefes, jefes de personal o directores en los centros de trabajo, o pertenecen al departamento de recursos humanos y negocian los convenios.
Otro de esos sindicatos en el sector es Fetico (Federación de Trabajadores Independientes de Comercio). Su creación nace con el ánimo de contrarrestar a Fasga y con el objetivo de ocupar el lugar que podrían llenar los sindicatos de clase. A diferencia de este último, Fetico se expande por el sector al tener difícil su crecimiento en el grupo de empresas de El Corte Inglés. Hacer sindicalismo independiente en estas grandes empresas es una quimera, como nos cuentan muchos delegados que han trabajado tanto en uno como en otro. “Al contratarte firmas también la afiliación”, nos comentan… “Durante muchos años, los delegados, claro, hemos peleado con una doble sensación, la de creernos lo que hacíamos y la de ese tope que sentíamos a la hora de afrontar los grandes problemas. Lo que sucediera en los despachos no estaba a nuestro alcance. La cancha que se nos daba o quitaba dependía mucho de las ejecutivas que pasaban por las sedes y su relación con las empresas. En los últimos diez años nos hemos vendido sin ningún pudor, somos el hazme reír de los compañeros y auténticos vasallos de las empresas”
Uno de los testimonios relata su peripecia cuando estuvo liberado:
“Me di cuenta de que sólo se puede trabajar y poco en los centros de trabajo. Es ahí donde está la labor sindical o mejor dicho pseudosindical. Desde otros lugares se pierde la perspectiva. No puedes llevarte bien con los compañeros de sede y delegados de centro porque todo les parece una conspiración a esos personajes que se pasan el día medrando. Las sedes son refugios de personas muy mediocres, es ahí donde encuentran su lugar porque fuera son incapaces de hacer nada. Se rodean de gente obtusa y obediente, remunerada por el propio sindicato, con sobresueldos que suman al que ya tienen de su empresa. Se convierten en fieles seguidores, como respetuosos y cuadriculados amantes del decálogo de una secta. No se puede pensar ni llevar la contraria”.
Quien nos habla estuvo liberado en Fetico.
Para hacerse una idea de lo que sucede dentro de Fetico, los sindicatos regionales, entre ellos la Federación de Madrid Centro Castilla la Mancha, llevan nueve años sin convocar un congreso. El Estatal o Federal es una guerra abierta por acaparar poder y regalar cuota a las empresas a las que representan en la firmas del convenio. En el 2012 llegaron a un acuerdo y se repartieron el pastel convocando un congreso y creando unos estatutos con muchas contradicciones y deficiencias jurídicas. Tiene un secretario general, un hombre de paja nombrado en el último Congreso Federal, que era un personaje que tenían abandonado en un despacho hacía años; cuatro vicesecretarios generales, cuatro trozos del pastel, Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés y Día. Se dividió en el 2012 porque nadie se fiaba de nadie y sobre todo del dinero que generaban los afiliados del sector y las subvenciones, entre ellas la formación. Espinosa y delicada formación. Ahora cada vicesecretario general es responsable de su empresa y controla el dinero que generan sus afiliados. Hay grupos que juegan con ventaja ya que dos de los cuatro vicesecretarios generales son pareja sentimental. Más de la mitad del pastel en dos personas que trabajan juntos y conviven como pareja y que además firman un convenio para miles personas. No estamos en Venezuela, ni en ninguna república africana, es España y es un sindicato "independiente" y mayoritario. Como además el sindicato es un rosario de federaciones y de secciones sindicales, y no se pueden nombrar vicesecretarios generales por grupos y empresas a tutiplén, nombran a dedo, sin congreso por medio, a sus delfines en las federaciones repartidas por el territorio nacional.
En una de las más fuertes, la de Madrid, nombraron a un señor que era secretario de organización en el último congreso, que se hizo hace ya doce años. En un acta de 2012 aparece como Secretario General sin ser elegido por delegados en ningún congreso. Pero alterna el puesto según le conviene, cuando hay problemas vuelve a aparecer como secretario de organización. No parecen plantearse Congreso hasta sus jubilaciones o hasta que se les consiga un buen puesto en cualquiera de las empresas del sector que han favorecido tanto en los convenios, sobre todo en el último, que es un insulto a los trabajadores como nos apuntan los testigos y que corroboramos con su lectura. Al no convocar congresos regionales no hay que rendir cuentas a nadie, ni de ideario ni las propias cuentas monetarias del sindicato. Todo se hace a dedo. Tanto que han empezado a llegarnos papeles y denuncias que hacen sospechar de un comportamiento muy parecido al de sus hermanos mayores: tarjetas, formación… Pero no olvidemos que este tipo de personajes es vital para las grandes empresas.
Como los partidos políticos, los sindicatos tienen que existir. Pero está claro que los de clase han de limpiarse a fondo y modernizarse, esta reflexión no creo que admita ninguna duda ¿Y qué hacer con los independientes? ¿Son independientes de quién? Ante la avalancha de denuncias e información contrastada que nos llega, además de no parecer en absoluto independientes, aquellos que los dirigen tienen comportamientos que sus afiliados y delegados no aprobarían en absoluto.
Uno, como ya dijimos al principio de este texto es lo que es. No admite mucho estudio. Tienen claro lo que representan. Es una mentira consentida. Y el segundo, Fetico, tiene que plantearse su existencia y sobre todo limpiar sus sedes de indeseables que presuntamente parecen estar enriqueciéndose a costa de los trabajadores con sus más que dudosas actividades. Parece ser un negocio muy rentable para las empresas y para aquellos que se venden indignamente y que además manejan la institución como una auténtica y deleznable dictadura.
¿Alguien puede imaginarse que existiera un sindicato que no convocara congresos para poder elegir a aquellos que dirigen la organización, y que son los representantes en las firmas de negociaciones y convenios?
¿Alguien puede imaginarse que existiera un sindicato que no presenta cuentas ante sus delegados y afiliados, que no explica cuáles son los ingresos y los gastos?
¿Alguien puede imaginarse que existiera un sindicato que incumpliera sus propios estatutos o que elaboraran uno con cantidad de contradicciones y deficiencias jurídicas o que sus responsables tuvieran atribuciones exageradas y poderes cuanto menos discutibles?
¿Alguien puede imaginarse que personas de ese sindicato utilizaran todos los medios posibles a su alcance, incluyendo medios inmorales y quizá ilícitos, para desprestigiar, perseguir, espiar, acosar y denunciar a otros compañeros?
¿Alguien puede imaginarse un sindicato donde hubiera responsables que no tuvieran que decir dónde y en qué se gastan el dinero de los afiliados, o personas que cobraran un sobresueldo por su silencio y por no contradecir a los que manejan las riendas?
¿Alguien puede imaginarse un sindicato cuyos responsables fueran íntimos amigos de los representantes de las empresas con quienes negocian?
No tienen que imaginarlo. Presuntamente existe. Se llama Fetico, es el sindicato mayoritario en la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) y las pruebas están en esta redacción, así como infinidad de testimonios que dan fe de esta gran estafa.
Continuará…
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