Cuando todo nuestro país ha clamado por un acuerdo entre los interlocutores sociales, que pueda ayudar a darnos esperanza ante la mala situación de nuestra economía y los graves daños que están sufriendo los algo más de cuatro millones de parados, unos indocumentados acostumbrados a rubricar los exclusivos intereses de una patronal que se distingue por su egoísmo, se atreven a lanzar un libelo que con infantiles argumentos pretende justificar los desmanes que ellos han permitido en el Convenio de Grandes Almacenes.
Estos indocumentados, carentes de cualquier atisbo de responsabilidad para con los trabajadores, se han permitido poner en solfa el contenido del reciente Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva, pretendiendo justificar con ello los desmanes que está suponiendo el convenio en las empresas de distribución comercial.
Ahora que los trabajadores podemos disponer de una referencia valida para la negociación colectiva, aparecen estos agoreros, entregados a los exclusivos intereses de quienes les sostienen contra la lógica de la realidad, y pretenden sentar cátedra con sus pobres argumentos de fracasados.
Son incapaces de articular una palabra en defensa de los trabajadores en las mesas de negociación, frente a los patronos que los sostienen, y tienen el descaro de poner en cuestión el contenido de un acuerdo que seguro que ayudara a nuestro país a recuperar el camino de salida de la crisis.
¿Qué pretenden estos, que tienen el atrevimiento de cuestionar el esfuerzo de las organizaciones democráticas de los trabajadores? Desprenden en su libelo cierto tufillo fascistoide y casposo que recuerda a otros tiempos y a otros personajes que destacaron por su apoliticismo, pero que se adueñaron de la palabra y la voz de todos.
Porque hoy cuando toda la sociedad recibe con agrado y satisfacción el entendimiento de quienes tienen la responsabilidad de buscar acuerdos y alcanzarlos, ellos en su incapacidad para ver mas allá de sus corporativas narices pretenden dar lecciones, cuando ignoran incluso a quienes representan.
Y me pregunto: ¿serán ignorantes o no saben leer los acuerdos? Veamos:
Lo que ellos han firmado y consentido en Grandes Almacenes condena a los más de 300.000 trabajadores y trabajadoras a incrementos salariales que previsiblemente pueden estar por debajo del IPC real de cada año y además carecen, porque lo han eliminado del convenio, de clausula de revisión salarial. En consecuencia, será imposible que se actualicen los salarios y se recuperen las diferencias.
Por el contrario, el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva fija bandas salariales que tienen presente la realidad de cada sector, pero siempre con la garantía de revisión salarial de acuerdo con el IPC real de cada año. Y además, el acuerdo permite que la negociación prevea la posibilidad no solo del mantenimiento de poder adquisitivo sino de incrementos que permitan recuperación de los salarios.
Es decir, que si se aplicaran los criterios que en materia salarial fija el Acuerdo Interconfederal en Grandes Almacenes, los trabajadores no correrían el riesgo cierto de tener incrementos inferiores al IPC real de cada año.
En cuanto a los compromisos de mantenimiento del empleo: el Acuerdo Interconfederal hace una apuesta decidida por el empleo estable y por tanto del mantenimiento de las plantillas, y para ello antepone la flexibilidad interna frente a la disminución de estas.
Todo lo contrario de lo que se ha consumado en Grandes Almacenes donde, gracias al favor que los firmantes han permitido con la aplicación de las sentencias del descanso semanal y las posteriores consecuencias de desregulación horaria, han posibilitado que las empresas se desprendan de cerca de 90.000 trabajadores y cubrir su ausencia modificando la jornada de los que han quedado en activo. Y han consentido esta barbaridad cuando lo único que había que hacer era garantizar el cumplimiento de un derecho que por sí solo era generador de más empleo.
Lo dicho, tendremos que exigir que en Grandes Almacenes se apliquen los criterios del Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva y así puede que logremos paliar los entuertos que los firmantes del convenio han permitido.
Porque ante su libelo, me vuelvo a preguntar, ¿será ocurrencia propia o quizá este escrito al dictado?
Estos indocumentados, carentes de cualquier atisbo de responsabilidad para con los trabajadores, se han permitido poner en solfa el contenido del reciente Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva, pretendiendo justificar con ello los desmanes que está suponiendo el convenio en las empresas de distribución comercial.
Ahora que los trabajadores podemos disponer de una referencia valida para la negociación colectiva, aparecen estos agoreros, entregados a los exclusivos intereses de quienes les sostienen contra la lógica de la realidad, y pretenden sentar cátedra con sus pobres argumentos de fracasados.
Son incapaces de articular una palabra en defensa de los trabajadores en las mesas de negociación, frente a los patronos que los sostienen, y tienen el descaro de poner en cuestión el contenido de un acuerdo que seguro que ayudara a nuestro país a recuperar el camino de salida de la crisis.
¿Qué pretenden estos, que tienen el atrevimiento de cuestionar el esfuerzo de las organizaciones democráticas de los trabajadores? Desprenden en su libelo cierto tufillo fascistoide y casposo que recuerda a otros tiempos y a otros personajes que destacaron por su apoliticismo, pero que se adueñaron de la palabra y la voz de todos.
Porque hoy cuando toda la sociedad recibe con agrado y satisfacción el entendimiento de quienes tienen la responsabilidad de buscar acuerdos y alcanzarlos, ellos en su incapacidad para ver mas allá de sus corporativas narices pretenden dar lecciones, cuando ignoran incluso a quienes representan.
Y me pregunto: ¿serán ignorantes o no saben leer los acuerdos? Veamos:
Lo que ellos han firmado y consentido en Grandes Almacenes condena a los más de 300.000 trabajadores y trabajadoras a incrementos salariales que previsiblemente pueden estar por debajo del IPC real de cada año y además carecen, porque lo han eliminado del convenio, de clausula de revisión salarial. En consecuencia, será imposible que se actualicen los salarios y se recuperen las diferencias.
Por el contrario, el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva fija bandas salariales que tienen presente la realidad de cada sector, pero siempre con la garantía de revisión salarial de acuerdo con el IPC real de cada año. Y además, el acuerdo permite que la negociación prevea la posibilidad no solo del mantenimiento de poder adquisitivo sino de incrementos que permitan recuperación de los salarios.
Es decir, que si se aplicaran los criterios que en materia salarial fija el Acuerdo Interconfederal en Grandes Almacenes, los trabajadores no correrían el riesgo cierto de tener incrementos inferiores al IPC real de cada año.
En cuanto a los compromisos de mantenimiento del empleo: el Acuerdo Interconfederal hace una apuesta decidida por el empleo estable y por tanto del mantenimiento de las plantillas, y para ello antepone la flexibilidad interna frente a la disminución de estas.
Todo lo contrario de lo que se ha consumado en Grandes Almacenes donde, gracias al favor que los firmantes han permitido con la aplicación de las sentencias del descanso semanal y las posteriores consecuencias de desregulación horaria, han posibilitado que las empresas se desprendan de cerca de 90.000 trabajadores y cubrir su ausencia modificando la jornada de los que han quedado en activo. Y han consentido esta barbaridad cuando lo único que había que hacer era garantizar el cumplimiento de un derecho que por sí solo era generador de más empleo.
Lo dicho, tendremos que exigir que en Grandes Almacenes se apliquen los criterios del Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva y así puede que logremos paliar los entuertos que los firmantes del convenio han permitido.
Porque ante su libelo, me vuelvo a preguntar, ¿será ocurrencia propia o quizá este escrito al dictado?
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