Según denuncia la sección sindical, esta empresa, cuya mayoría accionarial es francesa, “hace lo que en su país de origen no le permiten y aquí en España le toleran”, que es crear y mantener sus propios sindicatos, calificados de “amarillos” o “grupos de apoyo empresarial”, como los tilda la sección sindical ugetista. Al igual que Carrefour, otras grandes empresas se han adherido a esta idea que provoca que los derechos de los trabajadores de este gran sector de grandes almacenes sean defendidos por “personajes que sólo acatan directrices que salen de los despachos de las sedes laborales de las compañías”.
Es por ello, que el colectivo de los trabajadores y los sindicatos de clase de los grandes almacenes están en "pie de guerra" por la pérdida de unos derechos –plasmados en un convenio- ganados durante “muchos años de sacrificio y pérdida” y que hoy ven que, con la “excusa” de la crisis, “estas empresas y sus grupos de apoyo han despojado a los trabajadores de todo aquello que les garantizaba una justa relación trabajador-patrono”.
En este “insolidario” convenio se tocan pilares básicos como el salario, dice UGT. Así, “de un plumazo”, han eliminado la revisión salarial y se “han inventado” un nuevo sistema que desde un principio parte en desventaja, ya que se empieza con una serie de media entre distintos IPC que van a la baja. A todo esto hay que sumarle también una serie de “subterfugios” que hacen que a la larga “sea imposible obtener poder adquisitivo e incluso mantenerlo”, por lo que se van a dar casos como que habrá años que la subida salarial del trabajador esté por debajo del IPC real, explican.
La sección sindical alerta de que aunque “los grupos de apoyo empresarial” puedan esgrimir que el primer año se parte de una subida salarial del 2 por ciento, no deja de llamar la atención de que en su convenio es el 2 por ciento del salario base, no incluyendo para dicha subida los demás complementos de los trabajadores, por lo que la subida no es real y, finalmente, al trabajador se le congela parte de su nómina.
En cuanto a los descansos, el sindicato UGT recuerda que durante más de 20 años, los sindicatos de clase han reclamado a estas empresas el descanso semanal real de los trabajadores, ya que todas las semanas les “birlaban” conscientemente doce horas de “legítimo” reposo, como así lo corroboran las sentencias ganadas en la Audiencia Nacional y en Tribunal Supremo.
Fallos judiciales que, sin embargo, fueron desoídos aun a costa de suculentas multas, puesto que preferían pagar antes de dar descanso a sus trabajadores. Pues bien, el anterior convenio garantizaba en su artículo 32.2 el descanso de calidad, ya que impedía el deslizamiento de los horarios en más de una hora y la no transformación de turnos de mañana en tarde, en rotativo y mucho menos en partido.
Sin embargo, con la firma del nuevo convenio de grandes almacenes –firmado por sus “grupos de apoyo” Fetico y Fasga- se ha eliminado esta garantía incluyendo una cláusula que permite a las empresas aplicar el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, donde se les faculta para modificar horarios, turnos, jornadas, sistema de remuneración y sistema de trabajo y rendimiento de todos los empleados.
Por medio de este artículo las empresas desregularizan las jornadas, los turnos y horarios pudiendo un trabajador realizar semanas laborales de casi 60 horas. Y lo peor, es que estas jornadas de diez horas, “se harán en épocas de máxima actividad –como sábados, lunes, verano, Navidad, Semana Santa, rebajas-. Todo esto provocará además –según indican- un sobreesfuerzo de los trabajadores indefinidos, ya que la contratación eventual desaparece por completo, acarreando en este colectivo un número más de enfermedades y lesiones tanto físicas como psíquicas.
Otro de los retrocesos que denuncia la UGT se refiere a las incapacidades temporales. Si antes –explican- las bajas laborales de cualquier índole se complementaban al 100 por ciento, ahora al trabajador se le quitan tres días de salario completo (pagas extraordinarias y complementos incluidos). Si no cae más enfermo en el año, la empresa le devuelve esos tres días, pero sólo el salario base. Si vuelve a enfermar no cobra ya ningún dinero, ni de la primera baja ni de las restantes. Pero la cosa se complica aún más para el caso de los trabajadores eventuales porque si son despedidos antes de que finalice el año, “¿cuándo cobran?”, se preguntan.
Para UGT la regulación de las vacaciones es un ejemplo “del desprecio que han mostrado Fetico y Fasga por la conciliación de la vida laboral y familiar” puesto que han incluido nuevos turnos que impiden que padres e hijos puedan disfrutar de unas vacaciones juntos. Pero incluso llegan más allá y no han incluido las cinco sentencias ganadas en el Tribunal Supremo que garantizaban al trabajador que en caso de coincidencia de una baja laboral con el periodo de vacaciones, se le repondría su periodo de vacaciones dentro del año natural.
Es por ello, que el colectivo de los trabajadores y los sindicatos de clase de los grandes almacenes están en "pie de guerra" por la pérdida de unos derechos –plasmados en un convenio- ganados durante “muchos años de sacrificio y pérdida” y que hoy ven que, con la “excusa” de la crisis, “estas empresas y sus grupos de apoyo han despojado a los trabajadores de todo aquello que les garantizaba una justa relación trabajador-patrono”.
En este “insolidario” convenio se tocan pilares básicos como el salario, dice UGT. Así, “de un plumazo”, han eliminado la revisión salarial y se “han inventado” un nuevo sistema que desde un principio parte en desventaja, ya que se empieza con una serie de media entre distintos IPC que van a la baja. A todo esto hay que sumarle también una serie de “subterfugios” que hacen que a la larga “sea imposible obtener poder adquisitivo e incluso mantenerlo”, por lo que se van a dar casos como que habrá años que la subida salarial del trabajador esté por debajo del IPC real, explican.
La sección sindical alerta de que aunque “los grupos de apoyo empresarial” puedan esgrimir que el primer año se parte de una subida salarial del 2 por ciento, no deja de llamar la atención de que en su convenio es el 2 por ciento del salario base, no incluyendo para dicha subida los demás complementos de los trabajadores, por lo que la subida no es real y, finalmente, al trabajador se le congela parte de su nómina.
En cuanto a los descansos, el sindicato UGT recuerda que durante más de 20 años, los sindicatos de clase han reclamado a estas empresas el descanso semanal real de los trabajadores, ya que todas las semanas les “birlaban” conscientemente doce horas de “legítimo” reposo, como así lo corroboran las sentencias ganadas en la Audiencia Nacional y en Tribunal Supremo.
Fallos judiciales que, sin embargo, fueron desoídos aun a costa de suculentas multas, puesto que preferían pagar antes de dar descanso a sus trabajadores. Pues bien, el anterior convenio garantizaba en su artículo 32.2 el descanso de calidad, ya que impedía el deslizamiento de los horarios en más de una hora y la no transformación de turnos de mañana en tarde, en rotativo y mucho menos en partido.
Sin embargo, con la firma del nuevo convenio de grandes almacenes –firmado por sus “grupos de apoyo” Fetico y Fasga- se ha eliminado esta garantía incluyendo una cláusula que permite a las empresas aplicar el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, donde se les faculta para modificar horarios, turnos, jornadas, sistema de remuneración y sistema de trabajo y rendimiento de todos los empleados.
Por medio de este artículo las empresas desregularizan las jornadas, los turnos y horarios pudiendo un trabajador realizar semanas laborales de casi 60 horas. Y lo peor, es que estas jornadas de diez horas, “se harán en épocas de máxima actividad –como sábados, lunes, verano, Navidad, Semana Santa, rebajas-. Todo esto provocará además –según indican- un sobreesfuerzo de los trabajadores indefinidos, ya que la contratación eventual desaparece por completo, acarreando en este colectivo un número más de enfermedades y lesiones tanto físicas como psíquicas.
Otro de los retrocesos que denuncia la UGT se refiere a las incapacidades temporales. Si antes –explican- las bajas laborales de cualquier índole se complementaban al 100 por ciento, ahora al trabajador se le quitan tres días de salario completo (pagas extraordinarias y complementos incluidos). Si no cae más enfermo en el año, la empresa le devuelve esos tres días, pero sólo el salario base. Si vuelve a enfermar no cobra ya ningún dinero, ni de la primera baja ni de las restantes. Pero la cosa se complica aún más para el caso de los trabajadores eventuales porque si son despedidos antes de que finalice el año, “¿cuándo cobran?”, se preguntan.
Para UGT la regulación de las vacaciones es un ejemplo “del desprecio que han mostrado Fetico y Fasga por la conciliación de la vida laboral y familiar” puesto que han incluido nuevos turnos que impiden que padres e hijos puedan disfrutar de unas vacaciones juntos. Pero incluso llegan más allá y no han incluido las cinco sentencias ganadas en el Tribunal Supremo que garantizaban al trabajador que en caso de coincidencia de una baja laboral con el periodo de vacaciones, se le repondría su periodo de vacaciones dentro del año natural.
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